MANEJAR EMOCIONES
Acostumbramos a proteger a los niños de emociones producto de situaciones negativas, muertes (de familiares, mascotas), noticias desagradables, manifestaciones exageradas de sentimientos como pánico, desconsuelo, cólera etc. Estos sentimientos tan humanos, tarde o temprano el niño los va a experimentar en sí mismo y/o en los demás. Hemos de aprovechar dichas situaciones para explicarles, enseñarles y ayudarles a elaborar esta realidad, para que así pueda enfrentarse a dichos sentimientos sin dramatismos, rareza o extrañeza. El conocimiento y, reconocimiento en sí mismo de todo tipo de sentimientos, potencia la seguridad afectiva y cognitiva del individuo.
Aunque nos resulte duro a nosotros y a ellos, los niños/as viven estas situaciones con más naturalidad y menos dramatismo que nosotros; hemos de plantearlas como oportunidades para educar a nuestros niños/as.
MANEJAR EMOCIONES
Acostumbramos a proteger a los niños de emociones producto de situaciones negativas, muertes (de familiares, mascotas), noticias desagradables, manifestaciones exageradas de sentimientos como pánico, desconsuelo, cólera etc. Estos sentimientos tan humanos, tarde o temprano el niño los va a experimentar en sí mismo y/o en los demás. Hemos de aprovechar dichas situaciones para explicarles, enseñarles y ayudarles a elaborar esta realidad, para que así pueda enfrentarse a dichos sentimientos sin dramatismos, rareza o extrañeza. El conocimiento y, reconocimiento en sí mismo de todo tipo de sentimientos, potencia la seguridad afectiva y cognitiva del individuo.
Aunque nos resulte duro a nosotros y a ellos, los niños/as viven estas situaciones con más naturalidad y menos dramatismo que nosotros; hemos de plantearlas como oportunidades para educar a nuestros niños/as.
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