11 octubre 2017

EDUCAR PARA LA VIDA: 5 PRINCIPIOS



Un artículo genial!!! 

Cuando pensamos en educar a nuestros hijos para el futuro, nuestra mente va encaminada a una buena preparación intelectual, para un buen trabajo y, lo que emocionalmente conlleve este camino, ya vendrá dado.

Es necesario reservar un apartado en nuestra cabeza para la delicada educación emocional de nuestros hijos, con seguir el camino anterior no es suficiente. Aquí os dejamos este artículo; no hay emociones buenas ni malas, ni positivas ni negativas, todas son válidas, formativas y humanas.




 

Esterilidad emocional: ¿Nos equivocamos al educar a los niños dentro de "burbujas felices"?


En los últimos tiempos los médicos y biólogos han comenzado a llamar nuestra atención sobre la propensión de nuestra sociedad a crear entornos de vida cada vez más estériles. Hay muchos especialistas que afirman que nuestra tendencia germofóbica en realidad resulta dañina, sobre todo para los niños, ya que no le damos la oportunidad a su sistema inmunitario de desarrollar las defensas que necesita para enfrentarse a los gérmenes. Por eso, según algunos, en las últimas décadas ha aumentado tanto el número de niños que padecen enfermedades autoinmunes.

Ahora un estudio realizado en el ámbito de la Psicología retoma, de cierta forma, esta idea. Según investigadores de la Universidad de Minnesota, una educación “tumultuosa” prepara a los niños para enfrentar las injusticias de la vida y les ayuda a tomar mejores decisiones. 

 Una niñez tumultuosa puede tener sus ventajas


Diferentes investigaciones han demostrado que los niños que crecen en hogares más pobres y desestructurados muestran diferencias en la toma decisiones, la memoria y el funcionamiento cognitivo en general. 

Los estudios sobre la toma de decisiones, por ejemplo, revelan que las personas que han crecido en entornos estresantes suelen elegir las pequeñas recompensas instantáneas en vez de esperar y apostar por recompensas mayores. Sin duda, se trata de una decisión comprensible ya que su historia ha estado marcada por la incertidumbre. Si en su mundo no había nada garantizado, es normal que opten por la certeza del aquí y ahora, en vez de esperar por una recompensa que podría no llegar. En práctica, estas personas aplican eso de “más vale pájaro en mano que cien volando”.

Estos cambios siempre se han considerado deficiencias pero ahora estos investigadores ponen sobre la mesa una nueva teoría: solo se trata de diferencias, no significa que estos niños serán menos capaces al llegar a la adultez. De hecho, incluso pueden tomar mejores decisiones y ser más resilientes, en dependencia de las demandas del contexto.

En este estudio en cuestión se analizaron las funciones ejecutivas, que son las que nos permiten procesar y gestionar nuestros comportamientos más complejos, incluyendo la toma de decisiones y el nivel de atención. El experimento se centró en evaluar la inhibición, que puede entenderse como la capacidad de permanecer concentrados en la tarea obviando las distracciones del medio, una habilidad que tradicionalmente se ha relacionado con la posibilidad de retrasar las gratificaciones. 

También se evaluó la capacidad para cambiar de un objetivo a otro tan rápido como sea posible, una habilidad que resulta particularmente importante para las personas que se desenvuelven en contextos imprevisibles, que cambian continuamente.

Al terminar el experimento, los investigadores pudieron apreciar que las personas que se habían criado en ambientes más tumultuosos o adversos superaban con creces a quienes habían crecido en entornos más felices. Estas personas eran capaces de obviar las distracciones del medio y mantenerse focalizadas en la actividad. También tenían la habilidad de cambiar su focus de atención en poco tiempo.

El positivismo a ultranza genera una felicidad artificial


En los últimos años, a raíz de la difusión de los mensajes positivos y la explosión de lo que podríamos denominar la “Psicología de la Felicidad”, hemos creado un entorno artificial en el que demonizamos las emociones “negativas” e intentamos potenciar a toda costa las emociones “positivas”. Sin embargo, la vida no es así, la vida es sufrir y reír, enfadarse y recomponerse, sentir nostalgia y seguir adelante.

Por eso, la tendencia a proteger excesivamente a los niños de las inclemencias de la vida, las injusticias y los problemas cotidianos en realidad puede ser contraproducente. Edulcorar su mundo y crear una burbuja de falsa felicidad puede hacer que se formen una imagen distorsionada de la realidad y, lo que es aún peor, que no cuenten con las herramientas necesarias para hacerle frente a los problemas. Un niño que no comete errores no desarrollará una buena tolerancia a la frustración, un niño educado en la represión de las emociones “negativas” será un adulto discapacitado emocionalmente.

Por supuesto, no me malinterpretéis (aunque igual creo que habrá personas que lo harán), tampoco se trata de seguir un estilo de educación espartano. Para quienes no lo sepan, abro un pequeño paréntesis histórico, en Esparta se estableció la eugenesia por lo que, nada más nacer, si el niño no tenía una constitución robusta, se abandonaba en una cima o barranco. Si sobrevivía y soportaba el frío, el calor y la oscuridad, entonces se rescataba y educaba. 

No se trata de exponer innecesariamente a los niños a situaciones que le hagan daño, solo para templar su carácter. Sin embargo, es importante que esa obsesión por la esterilidad no se extienda al plano psicológico, es fundamental no caer en la esterilidad emocional, en la felicidad artificial


No podemos proteger a los niños de todo, porque la resiliencia solo se forma en la adversidad. Se trata de encontrar un punto intermedio, de manera que permitamos que los niños puedan ir desarrollando sus propias herramientas psicológicas para hacerle frente a la vida.

Cinco principios para educar para la vida


1. Deja que se equivoque, caiga y comience de nuevo. Los padres tienen la tendencia a evitar que sus hijos se equivoquen, les protegen porque no quieren que cometan sus mismos errores. Sin embargo, hay muchas lecciones de vida que solo podemos aprender equivocándonos, sufriendo y volviéndonos a levantar. En ese proceso aprendemos y nos fortalecemos.

2. No etiquetes las emociones. No somos responsables por lo que sentimos, sino de lo que hacemos con ello. Esto significa que no tiene sentido catalogar las emociones como positivas o negativas ya que, por mucho que nos esforcemos, no podemos evitar sentir. De hecho, según el contexto, la euforia puede ser tan dañina o inadecuada como la ira. Por eso, más que censurar las emociones, debemos enseñarles a los niños a expresarlas de manera asertiva.

3. Fomenta los cambios. Es cierto que los niños necesitan cierto grado de estabilidad porque así se sienten seguros. Sin embargo, no es menos cierto que la sociedad en la que vivimos es muy convulsa y necesitamos estar preparados para enfrentar la incertidumbre y los cambios. Por eso, los padres deberían fomentar una actitud abierta al cambio en los niños, para que desde pequeños aprendan a lidiar con la incertidumbre y sean capaces de no apegarse demasiado a las cosas y situaciones. 

4. No escondas la realidad. Muchos padres intentan edulcorar la realidad, creando un falso telón de fondo de felicidad. Obviamente, es importante que los niños tengan buenos recuerdos de su niñez, pero eso no significa que no deban enfrentar situaciones de duelo o que no deban estar al tanto de los problemas familiares. Por supuesto, tampoco se trata de agobiarlos, sino tan solo de explicarles las situaciones, dándoles solo el peso que son capaces de soportar. De esta forma estamos potenciando la responsabilidad y la resiliencia.

5. Fomenta la independencia y la capacidad para tomar decisiones. Los adultos piensan que los niños no son capaces de tomar decisiones. Es cierto que su visión del mundo es muy limitada pero, aún así, los pequeños tienen necesidades, sentimientos y sueños, por lo que es importante enseñarles a tomar las riendas de su vida desde temprano. Poco a poco, según su nivel de madurez, debemos ir potenciando la independencia, y para ello es fundamental que aprendan a tomar decisiones y que se hagan responsables por sus actos.

La infancia debe ser una etapa feliz, de eso no cabe duda. Sin embargo, también es un periodo crítico para la formación de muchas habilidades, capacidades y valores. Por eso, eduquemos al niño de hoy pensando en el adulto que será mañana.


29 junio 2017

PRINCIPIOS DE EDUCACIÓN


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Dada nuestra formación en el método Montessori, seguimos ampliando nuestro modelo pedagógico en base a los pilares que aprendimos. No es solamente un desmenuzado método de aprendizaje, sino toda una filosofía educativa. Aquí os dejamos un resumen de ideas profundas que deberíamos tener siempre presentes para nuestros hijos.


DIEZ MANDAMIENTOS DE MARIA MONTESSORI PARA EDUCAR A NUESTROS HIJOS

- Primero: Recuerda siempre que los niños aprenden de lo que les rodea. Sé su mejor modelo. Si criticas mucho a tu hijo, lo primero que aprenderá es a juzgar

- Segundo: En cambio, si lo elogias con regularidad, él aprenderá a valorar. ¿Qué ocurre si le muestras hostilidad al niño? Él aprenderá a pelear

- Tercero: Si se ridiculiza al niño de modo habitual, será una persona tímida. Ayuda a que tu hijo crezca sintiéndose seguro a cada instante, será entonces cuando aprenda a confiar en los demás.

- Cuarto: Si desprecias a tu hijo con frecuencia, se desarrollará un sentimiento muy negativo de culpa. Propicia que tu hijo vea que sus ideas y opiniones son siempre aceptadas, con ello conseguimos que se sientan bien ellos mismos.

- Quinto: Si el niño vive en una atmósfera donde se siente cuidado, integrado, amado y necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.

- Sexto: No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está. Concéntrate en que tu hijo está creciendo y desarrollándose de modo óptimo, valora siempre lo bueno del niño, de tal manera que no quede nunca lugar para lo malo.

- Séptimo: Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a ti con una pregunta o un comentario.

- Octavo: Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante.

- Noveno: Debes estar dispuesto/a ayudar a tu niño si busca algo, pero debes también estar dispuesto a permitir que encuentre las cosas por si solo

- Décimo: Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Ofrécele lo mejor que hay en ti mismo/a. ‘Cuando un niño se siente seguro de sí mismo, deja entonces de buscar la aprobación de los adultos a cada paso’.

03 mayo 2017

DERMATITIS ATÓPICA Y PSICOMOTRICIDAD RELACIONAL






En la infancia son más frecuentes las enfermedades psicosomáticas (estreñimiento, dolor de espalda, dermatitis atópica, anorexia, impulsividad, dolores de cabeza, de tripa...), ya que los niños tienen más dificultades para realizar una elaboración mental de los conflictos psiquicos,  justificarlos conscientemente, así como para solucionarlos desde la realidad objetiva. Por ello solamente les queda afrontar los problemas  manifestándolos a través del cuerpo, de forma enmascarada.
La Dermatitis Atópica (DA) es la expresión a través del cuerpo de un trastorno psíquico.Suelen ser niños muy rígidos con las normas, excesivamente racionales y con falta de espontaneidad; esta dinámica personal produce en ellos intolerancia a la frustración y agresividad contra ellos mismos, difíciles de canalizar. Así mismo observamos dificultades de relación con los demás,  de adaptación al medio y aislamiento emocional.La Psicomotricidad Relacional se ocupa de cómo el niño vive su cuerpo, en relación consigo mismo, con el mundo y con los demás. La relación consigo mismo (sensaciones físicas, cognitivas, sentimientos, emociones...) es el primer escalón del proceso vivenciador del individuo. Dado el perfil psicomotriz de los  niños con DA, en los que hemos observado un déficit en este sentido y en los parámetros psicomotores (tono, espacio, tiempo, juego simbólico y lenguaje); teniendo en cuenta nuestra experiencia, la Terapia Psicomotriz resulta una herramienta muy concreta y eficaz, en el tratamiento dirigido a la problemática de la Dermatitis Atópica.

El espacio psicomotriz y el terapéuta permiten a los niños reconocer y elaborar sentimientos y emociones, a través de una atención directa al cuerpo y su padecimiento.


16 septiembre 2016

Psiquiatría y Psicoterapia para el TDAH





Aquí os dejamos un artículo breve y muy clarificador sobre el TDAH. Existe demasiada presión para su diagnóstico y "correspondiente" medicación en todos los ámbitos que rodean al niño y/o adolescente (social, educativo, clínico, familiar...). Nos corresponde a los profesionales difundir información fidedigna, de forma que ayude a los padres a tomar decisiones adecuadas para el óptimo desarrollo de sus hijos.


Noticias e información de Sepypna, Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente.Si no ves este mensaje correctamente
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SEPYPNA


2016-09-15 documento sobre TDA-H: ¿Una peligrosa hipermedicalización?




TDA-H: ¿Una peligrosa hipermedicalización?

Los clínicos comparten sus preocupaciones por sus pacientes

Desde hace muchos años, el cuerpo médico se pregunta por el trastorno de la atención con o sin hiperactividad (TDA-H) y sus tratamientos. Hoy en día, la creciente prescripción de medicamentos psicótropos, considerada con demasiada frecuencia como única solución, nos interpela sobre la manera como tratamos a los niños.

El TDA-H no es una enfermedad

Hay que recordar en primer lugar que el TDA-H no es una enfermedad sino una denominación que agrupa un conjunto de signos comportamentales: distracción, hiperactividad, impulsividad. Estos signos están presentes en todos los niños, en diferente grado, y no es posible establecer de forma científica los límites entre lo normal y lo patológico.
A diferencia de una enfermedad, este conjunto de dificultades no es el resultado de una causa claramente identificada. Surge de una serie de factores múltiples y variables que se influyen mutuamente, por lo que no existe ningún tratamiento que pueda aplicarse de forma sistemática.
Seguir creyendo en la tesis de una enfermedad neurológica o del neuro-desarrollo causada únicamente por un desarreglo biológico, pone de relieve una visión simplista de la enfermedad mental, claramente superada en la actualidad. En efecto, las neurociencias han demostrado las interacciones entre el desarrollo del cerebro y el entorno.
Rechazar la tesis de la enfermedad no significa en absoluto minimizar la amplitud de los síntomas o de sus repercusiones en el niño y en su entorno. Muy al contrario, se trata, en cada caso, de tratar de comprender sus dificultades a la vista de su trayectoria de vida y no de reducirlo a supuestos disfuncionamientos cerebrales. Se trata de señalar al niño que no sufre ni de una enfermedad “incurable”, ni de un trastorno exterior a él y que, por tanto, tiene la posibilidad de influir en su propia vida y que la situación puede evolucionar.

Personalizar el diagnóstico y la ayuda ofrecidas

Cabe, pues, realizar un diagnóstico pluridisciplinar profundo para cada uno de estos niños. Sin apriorismos ni ideas preconcebidas, dicho diagnóstico tiene que tener en cuenta la singularidad de cada niño, su historia, su entorno familiar, su perfil neuro-cognitivo, escolar, social…
Una vez realizado el diagnóstico, cabe plantearse una serie de soluciones terapéuticas dentro de un abanico de posibilidades: deporte, arte, psicoterapia individual, grupal, familiar, psicomotricidad relacional, grupo de palabra o de psicodrama, apoyo a la parentalidad… Estas intervenciones, que siempre llevan su tiempo y exigen paciencia y mucha perseverancia, permiten verdaderamente cuidar de sus sufrimientos y de los que le rodean. Ofrecen a los niños diferentes maneras de expresar lo que les lleva a agitarse y de comprender mejor sus vivencias.

Medicamentos de riesgo

Cabe prescribir una medicación en aquellos pocos casos en los que el niño está tan invadido por sus síntomas que no hay ninguna medida que consiga aliviarle. Pero incluso en estos casos, la medicación debe de estar acompañada de una intervención global y ser regularmente reevaluada para poder valorar su utilidad a lo largo del tiempo.
Hay que recordar que estos medicamentos psicótropos no son nada anodinos y que no deben ser nunca utilizados en primera instancia. Sin embargo la situación es inquietante ya que estas sustancias son cada vez más frecuentemente prescritas, sin garantías sobre su inocuidad a largo plazo sobre un cerebro infantil en plena construcción y sin pruebas sobre su utilidad en el tiempo. Además, a la luz de los efectos secundarios regularmente constatados, pérdida de sueño, de apetito, retraso en el crecimiento, apatía… el principio de precaución siempre debiera de prevalecer.

Un psico-marketing preocupante

A la vista de estas inquietudes, la prescripción de estos psicótropos debiera de ser algo excepcional. Y sin embargo, todos los pilotos están en rojo: no solo se prescriben cada vez con mayor frecuencia, sino que se están extendiendo a franjas de edad más amplias. ¿Cómo entender esta situación?
A lo largo de sus diferentes ediciones, la muy criticada DSM (manual americano de referencia en psiquiatría) va ampliando los criterios de inclusión. Ello hace que aumente considerablemente el número de niños diagnosticados y, por ende, potencialmente medicados.
La deriva comercial empuja a médicos, enseñantes y padres a ver en la medicación una solución simple, rápida y eficaz. Vista la publicidad elogiosa de los buenos resultados escolares atribuidos a la medicación, la financiación de coloquios y de estudios orientados o pseudocientíficos, las propuestas de expertos-consultantes por otro lado, los apoyos financieros a las asociaciones… llaman mucho la atención.

¿Qué visión de la infancia?

El desarrollo de los niños exige tiempo, espacio y movimientos. Su impulsividad y vivacidad son difícilmente compatibles con las exigencias actuales de resultados, éxito, rapidez…. Los medicamentos ofrecen la ilusión de poder resolver esta difícil ecuación.
Podemos preguntarnos sobre la posibilidad del reembolso de estos medicamentos en perjuicio de otras intervenciones. Pensemos por ejemplo en hacer más accesibles la psicomotricidad y las consultas psicoterapéuticas, en apoyar espacios de acogida para padres y niños, en crear grupos de palabra, en promover mejor el deporte, los movimientos juveniles, la cultura…
Nosotros, en tanto que clínicos en contacto diario con nuestros pacientes, pensamos que hay que atraer la atención de todos antes de llegar a una situación similar a la de Brasil o los Estados Unidos, países en los que el porcentaje de niños medicados alcanza, en determinadas franjas de edad, la alucinante cifra del 20%. Es una locura!

31 mayo 2016

LA RELACIÓN PADRES-HIJOS



Importante puntualización sobre el estilo educativo de nuestros días. Las causas y consecuencias de estas actitudes, cuando las relaciones son simétricas, cuando tratamos a los hijos como iguales... podemos encontrarlas en los libros de Claudia Messing abajo citados. Una mirada crítica y constructiva.




La relación no debe ser simétrica
Por Carolina Aramburu, del equipo de la Fundación Proyecto Padres


En la actualidad, encontramos simetría entre padres e hijos, reflejada en el modo de vinculación, pero no es el niño el que la provoca o el que la busca, sino que son los padres quienes, al no asumir su rol, se ubican a la par de su hijo.
El ser humano es ‘un ser en relación’. Desde que nacemos, por nuestra propia naturaleza, necesitamos de un ‘otro’ que satisfaga nuestras necesidades de alimento, abrigo, higiene y afecto.



Esta vulnerabilidad e indefensión es lo que hace a un bebé absolutamente dependiente, y le da el poder y el saber a los padres. El problema surge cuando el niño no se encuentra con otro adulto
que pueda responder a sus necesidades, cuando los padres no ocupan su lugar de liderar la educación de sus hijos.
Los padres, por miedo a ser autoritarios, no asumimos la autoridad que nos otorga la paternidad. Por no poder soportar el sufrimiento de nuestros hijos, no ponemos límites a sus deseos desordenados. El poco tiempo que les dedicamos, en pos del trabajo y el progreso económico, nos hace sentir culpables. Si le sumamos que no queremos ser los malos de la historia, en muchas ocasiones, a la hora de educar, abandonamos la firmeza por la permisividad y el amor por la indiferencia.
Los niños crecen huérfanos de padres que marquen el rumbo, alimentando a pequeños tiranos que no tienen la barrera necesaria para crecer contenidos y cuidados.
Este tipo de vinculación simétrica la definen los padres (y no los hijos), perjudicándolos, no permitiéndoles desarrollar su capacidad de frustración, y de aprender los valores del respeto, la solidaridad, el esfuerzo y la perseverancia, entre otros. Actualmente, lo que observamos en los consultorios son niños, jóvenes angustiados porque los dejamos solos, sin contención frente a situaciones que exceden sus capacidades y sus recursos para enfrentarlas adecuadamente. ¿No será que los padres no sabemos que hacer y ponemos a nuestros hijos en el lugar del saber para no hacernos cargo de nuestra responsabilidad y de nuestra falta?
Cuando un niño, o un joven, asume conductas o responsabilidades de adultos siempre encontramos un padre, una madre (o ambos) que no las asumieron y las delegaron en el hijo.
La relación entre padres e hijos no debe ser simétrica ni democrática, sino asimétrica, con padres líderes y amorosos que ejerzan su autoridad. Los adultos, docentes y padres somos los que tenemos que preguntarnos qué nos pasa que no asumimos nuestro rol.
Como padres, podemos posicionarnos como víctimas –pensando que nuestros hijos deciden la paridad vincular– o ser protagonistas y responsables de su educación. Como victimas nos invade la queja y nos deja pasivos y sin herramientas. Como protagonistas, tenemos el cambio y todas las posibilidades en nuestras manos.


LIBROS RELACIONADOS:


Simetría entre padres e hijos
Efectos de la mimetización inconsciente con el adulto
a nivel emocional, educativo, vocacional y social
Claudia Messing

Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes
Orientación vocacional y vínculos familiares
Claudia Messing


31 marzo 2016

Últimas Investigaciones sobre el TDHA

TDHA

      Aquí os dejamos un enlace sobre la entrevista realizada a R. Whitaker, investigador científico; por Fernando García de Vinuesa.  Expone sus conclusiones sobre lo que es el TDHA e invita a la sociedad a reflexionar sobre este tema, sobre los niños y su educación.


                                        http://www.infocop.es/view_article.asp?id=6012


                    Publicado en la Revista del Consejo General de la Psicología en España