31 mayo 2016

LA RELACIÓN PADRES-HIJOS



Importante puntualización sobre el estilo educativo de nuestros días. Las causas y consecuencias de estas actitudes, cuando las relaciones son simétricas, cuando tratamos a los hijos como iguales... podemos encontrarlas en los libros de Claudia Messing abajo citados. Una mirada crítica y constructiva.




La relación no debe ser simétrica
Por Carolina Aramburu, del equipo de la Fundación Proyecto Padres


En la actualidad, encontramos simetría entre padres e hijos, reflejada en el modo de vinculación, pero no es el niño el que la provoca o el que la busca, sino que son los padres quienes, al no asumir su rol, se ubican a la par de su hijo.
El ser humano es ‘un ser en relación’. Desde que nacemos, por nuestra propia naturaleza, necesitamos de un ‘otro’ que satisfaga nuestras necesidades de alimento, abrigo, higiene y afecto.



Esta vulnerabilidad e indefensión es lo que hace a un bebé absolutamente dependiente, y le da el poder y el saber a los padres. El problema surge cuando el niño no se encuentra con otro adulto
que pueda responder a sus necesidades, cuando los padres no ocupan su lugar de liderar la educación de sus hijos.
Los padres, por miedo a ser autoritarios, no asumimos la autoridad que nos otorga la paternidad. Por no poder soportar el sufrimiento de nuestros hijos, no ponemos límites a sus deseos desordenados. El poco tiempo que les dedicamos, en pos del trabajo y el progreso económico, nos hace sentir culpables. Si le sumamos que no queremos ser los malos de la historia, en muchas ocasiones, a la hora de educar, abandonamos la firmeza por la permisividad y el amor por la indiferencia.
Los niños crecen huérfanos de padres que marquen el rumbo, alimentando a pequeños tiranos que no tienen la barrera necesaria para crecer contenidos y cuidados.
Este tipo de vinculación simétrica la definen los padres (y no los hijos), perjudicándolos, no permitiéndoles desarrollar su capacidad de frustración, y de aprender los valores del respeto, la solidaridad, el esfuerzo y la perseverancia, entre otros. Actualmente, lo que observamos en los consultorios son niños, jóvenes angustiados porque los dejamos solos, sin contención frente a situaciones que exceden sus capacidades y sus recursos para enfrentarlas adecuadamente. ¿No será que los padres no sabemos que hacer y ponemos a nuestros hijos en el lugar del saber para no hacernos cargo de nuestra responsabilidad y de nuestra falta?
Cuando un niño, o un joven, asume conductas o responsabilidades de adultos siempre encontramos un padre, una madre (o ambos) que no las asumieron y las delegaron en el hijo.
La relación entre padres e hijos no debe ser simétrica ni democrática, sino asimétrica, con padres líderes y amorosos que ejerzan su autoridad. Los adultos, docentes y padres somos los que tenemos que preguntarnos qué nos pasa que no asumimos nuestro rol.
Como padres, podemos posicionarnos como víctimas –pensando que nuestros hijos deciden la paridad vincular– o ser protagonistas y responsables de su educación. Como victimas nos invade la queja y nos deja pasivos y sin herramientas. Como protagonistas, tenemos el cambio y todas las posibilidades en nuestras manos.


LIBROS RELACIONADOS:


Simetría entre padres e hijos
Efectos de la mimetización inconsciente con el adulto
a nivel emocional, educativo, vocacional y social
Claudia Messing

Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes
Orientación vocacional y vínculos familiares
Claudia Messing